A primera vista

martes, 11 de enero de 2011

Honestidad

Las actas, veleidosas como siempre, tergiversaron lo que pasó. En aquel momento Galileo pensaba en una cosa bien distinta de la que se le preguntaba. Mientras a la vista de los instrumentos el inquisidor hacía su nada santo oficio, al gran sabio le preocupaba la masa fétida y pastosa que se multiplicaba justo en la zona meridional de sus calzones:
 
—¡Y sin embargo, se mueve!

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