martes, 8 de octubre de 2013

Expedientes Ch


No, la causa de la grandeza descomunal del Che Guevara no es genética ni biológica. Ni siquiera ideológica. Es un accidente meramente astronómico, totalmente estelar. 

Ahora que han pasado 46 años debe revelarse: ¿No recuerdan aquel abultamiento a la altura de sus cejas? Por ahí vino la cosa. 

Un día en que en el cielo, sin insignias, él soñaba hombres nuevos, una estrella le rompió su cañón y, atrapándolo, se le incrustó en la frente. 

Desde entonces, sometido a la incesante expansión del universo, el hombre astro no deja de crecer.

4 comentarios:

  1. uffffffffffffff.... genial querido Enrique, casi tan grande como nuestro Ernesto

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    1. Genial tu aliento, muchacha, Cuando no vienes por aquí me digo: no sirve nada de lo que escribo. Un abrazo

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  2. El corazón aprieta su lógica y se desgrana con un sentimiento enorme, poniéndole vallas a la sinrazón y al odio de las minorías poderosas o las mayorías embaucadas. Un abrazo, hermano por un texto magistral.

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  3. Gracias, José, por compartir este pequeño intento de viaje cósmico. Un abrazo.

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