Si pudiera sumergirse y explorar por acá, el muy flemático Jacques Cousteau concordaría sin réplica: el mutismo asombrado que inspiran ciertas mujeres cubanas en su andar cotidiano solo podría compararse con la estela de asombro que deja en su paso oceánico la más espléndida ballena azul.
Lindo.... romántico... delicado, ufff, menos mal que tengo matrimonio con tus letras, jajaj. Un beso.
ResponderEliminarMe alegra, Melissa, que tú que nadas en los mares de nuetra Isla comprendas y alientes esta metáfora.
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