lunes, 7 de febrero de 2011

Una carrera

Luis Ulacia trató en vano de sacarme out en un estadio: pese a lo rápido que es, pese a lo lento que soy, el torpedero no pudo esa mañana.

Yo iba desde tercera base, camino de su encuentro, y el pícaro Ulacia me hizo una seña negativa que parecía anunciar frente a las gradas mi derrota.

No pocos peloteros se hubiesen congelado; en cambio yo gané ese juego decisivo. Cuando me le acerqué y le dije que yo era el periodista, cuando empecé a lanzarle en curva y recta mis preguntas y le atajé sin guante alguno las respuestas, el rapidísimo Ulacia desistió de botarme del terreno donde a esa hora su equipo se entrenaba.

Así, pícaramente desarmado, me vio llegar a home con su entrevista. 

No hay comentarios:

Publicar un comentario