lunes, 6 de junio de 2011

Alicia

La tienda se llama Las Maravillas y ofrece la magia de que, sin llamarse Alicia, cualquier muchacha puede comprar unas cuantas cosas más que necesarias en moneda nacional; jabones, por ejemplo.

El otro día fui allí a comprar par de jabones de aseo.  Antes de pedir le di a la empleada un Buenas tardes que no respondió. Pagué y le dejé unas Gracias huérfanas de respuesta. La mujer no levantó la vista, dedicada fervientemente a acribillar con números un pobre papel que seguramente no le había hecho ningún mal.

Cuando me fui ella seguía escuchando una música de jíbaras pailas subidas de tono: “Dale al que no te dio...”, gritaba un cantante escondido en las entrañas del aparato de radio y ella ladeaba su cabecita infeliz copada por sumas y ruidos.

No le escuché la voz, pero al final me solidaricé con ella. Hay tantos sitios similares que pudiéramos llamarnos con toda justicia el país de las maravillas. Pero no nos juzguen mal: yo estoy seguro de que la culpa es del bloqueo yanqui. No tengo dudas de que son esos HP los que impiden que Cuba le compre saludos a las firmas extranjeras.     

4 comentarios:

  1. La que va a tener que robar soy yo... ya no tengo que decir, entonces repito: sencillamente genial!!!

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  2. Bueno, al menos si robamos juntos y nos atrapan podremos compartir una celda donde intercambiar algunas letras.

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  3. El post me recuerda otra película: Alicia en el Pueblo de Maravillas, del cineasta Daniel Díaz Torre. Si por casualidad de la vida me lo encuentro en alguna parte, le comentaré para que te tenga en cuenta si se decide a filmar la segunda parte. Esa también debe ser otro escándalo.

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  4. Tengo una vaga noción de esa película. Recuerdo que sí, que fue realmente polémica. Me gusta perseguir maravillas, pero no creo que yo sería bueno para el cine. Lo mío son los cortos, como sugiere El caimán...

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