Llegó muy atrasada, como casi todo, como casi siempre, pero lo que importa es que por fin está. Se entretuvo lejos, mojando otras tierras, llenando paisajes, madurando frutas de formas exóticas que seguro nunca yo voy a probar.
A veces, incluso, manchó en roja sangre sus manos de espejo por llevar distante, demasiado lejos, la vida de alguien a seco lugar. Pero de repente, al fin, reparó en nosotros y hasta nuestra casa ya quiso volar.
Inició su viaje en nubes de segunda que en las concurridas calles que cruzan los aires cedían el paso a nubes de ricos que suelen pasar. “En aquella limosina cúmulo tan nimba viaja tal magnate ―reportaba un ángel en Tele Celestial― y en el cirro yate que a la izquierda flota una movie star con su nueva chica comenzó a flirtear”.
Así, pasajera única de tren miserable, sin línea y sin prisa, varada tan alto, nuestra nube pobre solía esperar. Pero ya ha llegado, pero ya la trajo, con truenos chispeantes nos hace mirar que esto que nos moja un árido junio no es sueño y sí lluvia, la lluvia que abril dejó para mayo y mayo, sediento, negó regalar.
Linda forma de cantarle a la lluvia, toda una poesía en prosa... un placer leerte, un besi
ResponderEliminarEl placer es que me leas. Te dedico la lluvia.
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