Un caimán despierto

Decir que Cuba semeja un caimán dormido en las aguas apacibles del Caribe es un lugar común... y un error frecuente. Esta Isla  parece, en efecto, un lagarto verde, pero tiene poco tiempo para el sueño y, más allá de sus playas y palmeras, las aguas que le rodean suelen alojar tormentas impronosticables: la sola condición de cubanía presupone ácidas discusiones, aquí allá y acullá.
 
La verdad sea dicha: los cubanos no somos muy dados a la esquina blanca. Este blog nace de ese volcán de ideas y pretende mostrar apenas algunas de sus chispas, desde una visión personal que el autor no oculta en el pantano. No pretendo, por cierto, ganar tu alma ni imponer mi “arma”. Apenas persigo acercarte a este país hermoso y complejo que a menudo se ama o se odia sin miramientos intermedios. Una promesa sí hago: decir lo que pienso, lo que siento, en pocas palabras. Porque la “muela”, como llamamos los cubanos al exceso de verbos, puede quitar el apetito de lectura al más voraz de los caimanes.