lunes, 20 de diciembre de 2010

Veredicto de goce

Señorías:
 
Ya se sabe que Dios —o el gerente que en lo alto administra sus asuntos— me ha dado tan poco que apenas podría decomisarme alguna sombra. Es obvio también que mis semejantes se ocupan con celo de que nos semejemos cada vez menos y colocan más billetes, más aparatos y lujos, en la cerca que separa su paisaje de mi vista.
 
Así, como hoy declaro con la mano derecha sobre el mouse: el pastor se aleja y el prójimo no se aproxima, mas se sabe que me da casi lo mismo porque no pretendo el Paraíso Terrenal ni aspiro al Reino de los Cielos.
 
Hasta le deseo buena suerte a Dios —o a su empleado— tan agobiado como estará en dividir peces que se rehúsan a picar en la charca de los pobres y panes que por lo general toman el concurrido camino a Bocarrica. Que les vaya muy bien a los hombres que no pueden quitarse el hambre infinita del tener.
 
Pero siendo justo debo reconocer que en un diciembre de hace 13 años, desnudo y tal vez con la barriga a medias, o hasta a cuartas, amasé con las manos y alguna que otra extremidad una harina de manzana legal de la que surgió mi única riqueza en la vida: mi Daniel, quien, como el pelo y los labios que le di, heredó esta humildad incurable con una precisión que ya pasa lo genético.
 
Entonces: gracias Señor, gracias señores, por haberme sacado de sus cuentas con fervor celestial y pasión terrena. Contando tintineos en la risa de mi hijo, yo solo les condeno a la pena perpetua de envidiarme.

7 comentarios:

  1. ¡Felicidades!Disfrutar de la humildad es un privilegio cada vez más difícil de gozar y si el "milagro" está hecho en tu hijo no puedo menos que felicitarte y, además, agradecerte este regalo en tu blog. De esas riquezas raras se colma la vida de los que saben vivir, es como gozar de un pedazo de aquel Cielo por adelantado. Solo quien lo experimenta puede comprenderlo, por eso agradezco tu comentario que no gana aplausos entre los grandes "ricos", sino entre los ricos verdaderos.

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  2. Gracias, Rogelio. Es así: un hijo siempre es un premio.

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  3. Suerte que tienes de tener esa riqueza: hoy algunos prefieren posponerla esperando la otra, que como tú bien sabes nada tiene que ver con aquella. Gracias por recordarme a cada rato el lugar de cada cosa.

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  4. Después de Rogelio, es difícil hacerte elogios por este regalo de fin de año, que no es más que el inicio de la continuidad de la vida. Quienes te conocemos y te admiramos por esa lamentablemente rara cualidad de atesorar cualidades, sabemos que esa es tu mejor forma de regalar: hacernos felices con tu escritura y con tu alma. No obstante, a pesar de haber llegado después de Rogelio, creo que no hay mejor elogio a ese post excelente que el agradecimiento. Gracias por ser y por estar.

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  5. Alejandro y Daicar:
    Voy a tomar los comentarios de ustedes y a echarlos en mi alcancía. Es mi proyecto para hacerme millonario.

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  6. Tocayo: justo hoy o ayer pensaba escribir un texto que se llamaría "Daniela" es la hija que no tengo en todavía, hasta pensé en la foto de otra niña que no es. Si lees "balance anual" en mi blog verás que ahora, justo ahora, padezco más esa perpetua pena de envidiarte, por padre, por como escribes y como respondes de inmediato a tus internautas. Y por lo demás "Hay en el hombre un conocimiento íntimo, vago, pero constante e imponente de un Gran Ser Creador", dice Pepe Martí y ahora me lo recuerdas en estas letras. Al final eres agradecido y eso te hace mucho mejor ser humano. Un abrazo desde Vertientes, Camagüey.

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  7. Tocayo (y tu cayo, por amigo): Sí leí Balance anual. Yo vivo condenado a hacer esos balances. El tuyo me conmovió porque sé de lo que hablas, pero no tienes nada que envidiarme: posees todo eso que me adjudicas, y más, por ello Daniela llegará cualquier año a hacerle en este mundo de cuentas... y de cuentos, la compañía que tanto necesita mi Daniel. Tal vez hasta un día se conozcan y en un diáologo coincidan en que, en el fondo, sus padres Enriques no estaban tan locos.

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