lunes, 14 de marzo de 2011

El Comandante Korda

El Che fue siempre un modelo incómodo y, como a tantísimos, cierta vez lo paró en seco:
 
—Vaya a cortar caña una semana; después hablamos de las fotografías.
 
Él recogió con designada resignación la mocha que mandó darle aquel áspero Comandante y cortó arrobas y contó días hasta que por fin pudo hacer lo suyo, que nada tenía que ver con el azúcar.
 
Se había iniciado como un fotógrafo de modas: había hecho fotos de mujeres, retratos de sociedad… y terminó apasionándose con la estatura de una hembra barbuda y fotogénica: la Revolución. Fue entonces que entendió que del blanco y negro podían salir colores.
 
Así lo sorprendió aquella foto, en un masivo sepelio del caliente marzo de 1960. Si alguien hubiera fotografiado al retratador retratando, en su instante preciso, tal vez la imagen sería tan conmovedora como esa que ya está revelada e impresa en el alma del mundo. El rostro imponente del argentino le dio un latigazo y, en la distancia, él apenas pudo defenderse con un click. De ese modo nació la fotografía más reproducida de todos los tiempos.
 
La foto estuvo guardada unos años y su propio modelo no pudo mirarse en aquel espejo cuajado de severa emoción. La imagen durmió en un páramo de gavetas como después estarían ocultos en tierra lejana los restos del jefe que hacía tiempo lo había vapuleado en el cañaveral. A la larga, el Comandante fue encontrado y pudo reunirse con aquella foto que desde hacía tiempo lo esperaba.
 
Se había convertido en un fotógrafo de modos: Korda no llevó boina, pero siempre tuvo estrella propia. Esa estrella le guió para avistar sin requerir  lente alguno la galaxia remota del gran guerrillero. Así firmó la foto de Guevara mirando otra muerte.
 
Era solo un artista: sin armas, Korda fue el más temido rival de los desalmados que velaron de negro el octubre del Che. Nada mantiene tan vivo al guerrillero como ese rostro que parece mandar desde el papel. Korda entero, Korda recuerdos, kuerdamente intacto este cubano que un día de 2001 se fue de la tierra a un alto cañaveral para hacer nuevas fotos de su incómodo modelo mirando otra vida.

2 comentarios:

  1. La foto que se lleva en pullóveres, en camisas, en mochilas, en bolsos... la foto del pueblo.

    La mejor foto de un hombre y de una revolución.

    ResponderEliminar
  2. Sí, Mar, esa de la que hablas es también la mejor foto nuestra.

    ResponderEliminar