lunes, 13 de junio de 2011

¡El folclor...!

Que el folclor está lleno de atractivos. Los turistas desembarcan en cualquier punto de mi Isla sin previo aviso y, casi siempre, casi todos, vacíos de humildad. Lo primero que desempacan es la cámara de video. Porque un turista puede no tener pasaporte y no llevar puesta camisa, pero siempre llevará, adosada a su cuerpo, una cámara de video con que mostrar a su vuelta unos cuantos nativos captados en Las Indias.

Con su cámara nos graban en exóticas escenas: pedaleando pesados triciclos que llamamos bicitaxis, a bordo de rústicos camiones (in)adaptados al transporte público, calentando un aromático cáncer con la magia de un habano que no acaba o haciendo, para comprar cualquier cosa que quizás sirva para algo, luengas colas que a menudo terminan en el trámite complejo de la muerte.

Algunos cazadores de estampas más afortunados logran grabarnos para su posteridad en esas escenas irrepetibles en que perdemos la calma y gritamos más de lo debido y hasta manoteamos frente a la cara de un “enemigo” circunstancial que en 24 horas habremos abrazado.

O son testigos de un piropo desafortunado ante el paso de una mulata descomunal, o tienen la gran oportunidad de reportar para Discovery Channel que también en Cuba la gente sabe llorar. Es por eso que más de un mister, más de un don y algún que otro monsieur resultan tan humildes que prefieren alojarse en nuestras incómodas viviendas para ver la forma deliciosa en que vivimos.

Con justicia lo reconocen: somos nosotros el producto más valioso de esta Isla en extremo singular. Es tan bello el panorama mestizo de mi Isla que yo quisiera proponerles a los misteres dones monsieurísticos se queden con los bicitaxis y los camiones, se muden de veras a mi casa, hagan mis colas por mí y dejen que esos ómnibus inmensos de cristales oscuros que no saben del calor recojan en las mañanas mi relajado cuerpo de huésped en un hotel que alumbre cinco estrellas... para entonces inspirarme y escribir mi crónica del folclor.

4 comentarios:

  1. Folclorismos, diría yo. Me entristece ver cómo los del viejo mundo con sus nuevos medios insisten en encubrirnos tal cual hizo la tribu de Cristóbal Colón y compañía. Pero me entristece más que permitamos la insolencia de esos forasteros desalmados que se quitan la camisa o ponen cara de bobo para camuflar sus malas intenciones. Claro que la culpa es compartida, solo que pesan demasiado las "playas de arena" que "aportamos" al seguirle el juego a la etiqueta de ser cubano con el pretexto de las urgencias económicas, sin pensar que herimos la dignidad de ser cubano con nuestras propias torpezas.

    ResponderEliminar
  2. Pensé, erradamente, que una misma persona no podía sorprenderde tantas veces... qué tonta fui!!!

    ResponderEliminar
  3. Melissa: Recuerda siempre que nadie sabe cuántas personas es una persona. ¿Cuántas Melissas tu llevas dentro? ¿Lo sabes?
    P.D.: No le digas tonta a una amiga. No le lo voy a permitir.

    ResponderEliminar
  4. En efecto, Yanetsy, es folclorismo barato, falso como un billete de cuatro pesos. Hay prepotencia y hasta ingenuidad, de un lado, y sumisiones particulares, del otro. Claro, creo que ambos coincidiremos en nuestra certeza de que no todo y no todos, son iguales ante este fenómeno. Tenemos fuera a auténticos amigos, que respetan nuestra dignidad, tanto como tenemos dentro a tres o cuatro desalmados locos por venderla. Pero la lucha por Cuba no es solo cortar marabú y sembrar viandas; también pasa por mirar y por ver estas cosas.

    ResponderEliminar