martes, 23 de agosto de 2011

El truco

Me da pena el mago, que cree que me engaña. Ocupado en mi número, yo lo dejo hacer.

Mientras él pasa público inventario de su sombrero de granja, mientras mueve su varita pinochesca y hace que sus aparatos repitan la trampa disfrazada, mientras aparece y se pierde bajo un humo de aplausos... yo miro a su asistente.

Me la llevo de allí y él jamás se ha enterado. Él alardea de que sus manos son más rápidas que mi vista y yo callo, tranquilo, porque sé que más rápida que sus manos es esta imaginación.

2 comentarios:

  1. Algo más que el mago desconoce, es con sus trucos no convincentes, cuánto es capaz de provocar en palabras... un besi

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  2. Gracias, Melissa, por ser mi bienvenida al trabajo después de unas vacaciones de las que quisiera no escribir. Es bueno leerte de nuevo.

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