viernes, 7 de enero de 2011

Mis tres con 40

Un mozalbete que, sin ser espiga de mis hermanos, me pide en la calle: “Tío, el tiempo”; un deseo de tirarle en un segundo cada hora repleta de minutos por la cabeza.

Una reunión de padres en la escuela de mi hijo; una mirada decepcionada a esas coetáneas, progenitoras de los condiscípulos del niño, que hasta hace poco estaban de pura madre y ahora… ahora no sé, ni saben ellas.

Un comprobar que mi Daniel se ve más alto cada vez; un barroco dudar de si él se empina o si desciendo.

Un inédito interés por las perspectivas muy matemáticas de la longevidad; una mirada al asunto que, más que del internauta, parece del aspirante a un cupo de internado.

Un memorioso regreso a los húmedos días de la infancia; un sospechoso modo de recordar solo lo bueno.

Una caricia más reposada a las manos sin mancha de mi madre; una aprensión enorme de que un día de estos se me vaya.

Una manera empecinada de soñar con mi muchacha; un corazón sanguineamente negado a encanecer.     

4 comentarios:

  1. Juan Bautista Serrano10 de enero de 2011, 7:48

    Muy bien, amigo Enrique, como siempre, muy sincrético, muy metafórico y de lúcidas imágenes literarias. Cuando vuelva a Cuba, si no tengo la suerte de poder conocerte en persona le daré a Carmita un ejemplar de mi último libro de poemas -"Diecisiete velas"-, que está por publicarse, verás como ese lenguaje tuyo y el mío se parecen cuando menos un poco, modestia aparte. Un fraternal saludo para ti, para "la ciudad de los tinajones" y para Cuba entera. Adelante.

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  2. Juan Bautista: Qué bien que regreses tan temprano en el año. Sí, me gustaría ver la luz de esas velas. Camagüey es pequeño; si llegas aquí, podemos saludarnos. Un abrazo.

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  3. Mila, el tiempo es una obsesión que domina en estos días, quizás porque ya no alcanza para todo lo que nos hace falta, quizás porque entonces, cuando duele, sobra... Pero no le temas a tus 3 con 40 en los que ya eres un hombre grande, más le temo yo a mis 20 con 3 en los que todavía no soy nada... Liane

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  4. Lianet: ¿Qué es nada? ¿Lo sabes? A veces nada es la palabra más toda que hay.

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