miércoles, 5 de enero de 2011

Paseo lunar

El astronauta estaba lejos de imaginar que aquello resultara tan especial. Tras prolongado vuelo, pasó sus dedos por la superficie y pensó en seguida que si la tierra de la Tierra fuese así, seguramente habría menos tiempo para pensar en guerras y en destrucción: bastaría con que todos tuviesen una experiencia similar a la suya, lo cual —sacando una cuenta estelar— no sería nada difícil. Estaba ajeno a la gravedad cuando la muchacha le pidió, cariñosa, que volviera a besar el lunar en su espalda.

2 comentarios:

  1. Ya lo sugieres, Mila, esa es la otra cara de la luna. Creo que ni Armstrong ni Aldrin vieron con tanta claridad este primer paseo. De haberlo advertido no hubieran ido tan lejos como de aquí a la Luna.

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  2. Y sobre todo, es una expedición que lleva a la luna sin dejar de ser terrenal.

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