lunes, 8 de agosto de 2011

Cardiología

No me impresiona en absoluto su fama de pájaro mosca, su dieta a base de néctar, sus dos gramos de estrella del pop libre de anorexia ni la manera en que consiguió en el mercado de alas los siete colores del arcoiris.

No me parece nada del otro cielo que sea el único pájaro capaz de volar hacia atrás, que pueda aletear por veinte horas seguidas ni que alcance sin trabajo, cuando le cosquillea alguna urgencia, los 114 kilómetros por hora.

No me asombra la coreografía de plumas con que el macho seduce a la hembra. A fin de cuentas ―dicen los que lo han visto―, él no acostumbra sacarla a volar con sus amigotes y es un incorregible adicto a la poligamia.

No voy a reconocerle en acto público que mueva las alas cien veces por segundo ni que muchos admiran cómo liba, besando, flores casi siempre rojas cual labios de pequeñas vampiresas de pico fácil que brincan por ahí, de nido en nido. 

Como se ve, no soy lo que se llama un fanático suyo, pero no puedo negar lo que realmente reverencio en el zunzuncito: las veintiuna veces por segundo que late su corazón, con dulzura y frenesí, para sugerirnos que la más grande inspiración del amor puede nacer, agitada, de un músculo diminuto.

6 comentarios:

  1. Wuao!!! genial, genial... exactas las palabras, precisas las sentencias, las ideas, los adjetivos, los verbos, en fin: todo... todo perfecto. Así que, es acto total de placer leerte. Un besi

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  2. Nada como el placer de ser leído y, por lo que sabemos, tú eres conmigo más que generosa en ese punto. ¿Tendrás acaso corazón de zunzún?

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  3. Este post tiene mucho de zunzún: preciso, ágil, tierno y hermoso. Además, instructivo. Gracias por retratar a Natura con ideas tan excelentemente expresadas.

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  4. Rogelio: Natura nos muestra a cada minuto cosas como esta, lo que pasa, lo que pesa, es que a veces nuestra especie es tan orgullosa que no se detiene a mirarlas. Nos haría falta la grandeza del ave más pequeña del mundo. Gracias por leerme.

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  5. Te has encargado de ser como un zunzún a gran escala, con un corazón de gran formato que hace tiempo no cabe en tu pecho. Al ejemplar pequeñito pienso que lo aventajas con los latidos de caimán a un millón de revoluciones por segundo.

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  6. Gracias, Yanetsy. Trataré que el zunzún y el caimán que habitan en mí se lleven tan bien como nosotros.

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