viernes, 18 de marzo de 2016

Desafinado


Pese a tener las paredes de su mansión atestada de premios, provocar tsunamis de tintas en titulares de la gran prensa, firmar autógrafos por doquier, con la soberbia de un dios, inundar de notas únicas los principales teatros del mundo y poseer en un banco suizo una cuenta a la altura de los Alpes, el trompetista encumbrado seguía triste: en mil y un besos, no había logrado sacar música de los labios de su amada.

3 comentarios:

  1. De casualidad no tendrás su teléfono?

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    1. No, Mar, vas a tener que probar con la guía de Estresa.

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    2. Estresa.... Waaaaaaaaaaaaajajajaja. Me has sacado la carcajada de la semana :)

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