viernes, 15 de octubre de 2010

Un epitafio

Al menos acepta las flores. Orgullosa mulata, prima cercana de la Cecilia, que tomó en amores el mismo camino que lleva a Madrid. Por esas sinrazones de la vida, nunca quiso arrendarle espacios cardíacos a Agustín, el humilde cortador de cabellos de la calle Jesús María.

Sólo cuando enviudó, cuando volvió anónima y pobre, que es distinto y es igual, aquella exbelleza se amarró a su tierra con nudos irreversibles. Amor es suspense: alguna mañana de hace un siglo y tanto nació el epitafio en el cementerio: “Aquí Dolores Rondón finalizó su carrera, ven mortal y considera las grandezas cuales son...”

Dicen que dicen que eran versos de Agustín, quien también solía embellecer las rimas de las cabezas. Muy dada a la novela, la ciudad entera decidió mejorar el final de aquel romance: retocamos sin descanso la inscripción para que ni los muertos olvidasen la enseñanza: “...el orgullo y presunción, la opulencia y el poder, todo llega a fenecer pues sólo se inmortaliza, el mal que se economiza y el bien que se puede hacer”.

Ahora mismo, en su epitafio de famosa, Dolores Rondón recibe todas las flores del mundo sin saber que, aunque vengan de España, fueron cortadas con las tijeras de un barbero.

2 comentarios:

  1. Siempre me ha gustado este epitafio, hace un tiempo lo comenté en una clase, para ver si mis compañeras aprendían algo de el, pero no vi mucho resultado. Yo estoy estudiando en china, mi universidad es para extranjeros, pero la gran mayoría son sur-coreanos y tanto ellos como los chinos son demasiado materialistas en ese plano, para encontrar pareja antes de saber su nombre, preguntan si tienen carro, casa y en el caso de los chinos, si tienen la residencia en Beijing u otra de las grandes ciudades. Sólo espero que no corran la misma suerte que Dolores.

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  2. Yanet Sofia:
    A mí el epitafio siempre me ha parecido conmovedor; mucho más cuando uno lo ve en vivo, en el cementerio de aquí, y siente más cercanos a esos personajes de ¿leyenda? Con su comentario aprendo: no tenía idea de ese materialismo chino, cuando su cultura sugiere otra cosa. Pensaba que lo tenían como país, pero no tanto a nivel de individuo. En fin, cada vez queda menos espacio a la sensibilidad. No la pierda usted por allá. Un saludo.

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