martes, 22 de enero de 2013

Capitulación

Si por fin allá arriba hay alguien para verlo, se habrá enterado a estas fechas que el tridente de tortura no consigue aterrarme. El tiempo, la muerte y el amor (bueno, tal vez el tercero de ellos me acobarde un poco todavía) no han teñido mis días de temores. 

Me entiendo bien con mis canas de cuarentaycincuañero, mi epitafio me tiene sin cuidado y sé que Ella crece por minuto para hacérseme visible entre todas las ellas de la vida. En fin… sin alarmas ni pausas me convierto poco a mucho en la arena calmuda de mi propio reloj. 

Ah, pero al que mueve piezas en lo alto de seguro le ha molestado mi soberbia. Cuando hace unos días visité a mi madre y vi lo que han hecho los años con su espalda, cuando reparé con miedo en sus roídos almanaques, cuando rumié otra vez que algún día llegará el día en que no tenga más días y se lleve con ella su cariño... pensé rendirme.  

Pensé pedir clemencia a aquel que con el tiempo mide el largo de la vida y el ancho de los amores. Pensé proponerle que si quiere rompa de un tajo mis agujas, que sin piedad sofoque mis alientos, que me niegue aun las caricias fingidas… con tal de que nunca se lleve a mi madre. Si él es tan sabio como dicen sabrá que en este caso es más que cierto: mi madre es un raro espécimen, de las pocas personas que no hace mal a nadie. Sería un crimen del Cielo, secuestrarla. 

6 comentarios:

  1. magníficos sentimientos, todo lo que inspira una madre, y es bueno retenerlo de temprano, cuando aún ella anda a nuestro lado, o que nos vigila con su ternura que no renuncia al fruto de sus entrañas. Ojala yo la tuviera, pero el tiempo es implacable y así es la sabia vida que nos va muriendo, ya nomás, cuando aparecemos al mundo. Muy bueno, hermano cubano, te celebro.

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    1. Gracias, José, por la lectura y la afinidad. Ningún rol del mundo debe sustraernos del más honroso: ser hijos que honren su raíz. Reciba un abrazo.

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  2. Enrique... me has dejado lágrimas en el rostro... y recuerdos... muchos recuerdos
    Cuando pequeña yo también hacía tratos con el cielo, los hice hasta hace casi 3 años atrás.

    Espero que tu ángel esté contigo siempre... y abrázala fuerte para que nadie te la lleve.

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    1. Muchacha: Ojalá tú llenaras mis modelos en esos tratos míos con el "organismo superior". Estoy seguro que pondrías algo en el papel (un post, por ejemplo) que me aseguraría lo bueno para siempre. Gracias por eso.

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    2. Enrique... a ti no te hacen falta modelos de planillas. Tú tienes asegurado lo bueno con cada línea de tu blog.

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    3. Bueno, vamos a dejarlo ahí. Un abrazo agradecido.

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