sábado, 12 de octubre de 2013

¡Quién fuera…!

Siempre la emprendemos contra la infeliz: si queremos humillar a un cobarde, le decimos su nombre (humillándola a ella); si comprobamos que sus paticas anduvieron por la cocina, comenzamos a dudar de todo comestible; si a ella se le ocurre creerse la Carta de la ONU y salir a pasear por la casa, empuñamos en seguida una chancleta alqaída que, no más consumada su misión, nos provoca revolturas de estómago y hasta vómitos.

En fin… ha tenido millones de años para darse cuenta de su baja popularidad y de que se comenta que es lo peor, sin embargo no parece importarle. Sin ser valiente, sin ser hermosa ni mediática, de algún modo se hizo dueña de uno de los pocos chalecos de supervivencia para el día en que un gobierno de intrépidos mancebos y modelos fantásticas apriete el aséptico botón de la guerra nuclear. El día en que todos querremos ser cucarachas. 

8 comentarios:

  1. Carlos Luis Sotolongo Puig16 de octubre de 2013, 19:10

    Ella fue la culpable de que una amiga mía perdiera la cordura y por poco "matara"a un muchacho cuando él la amenzó con, quizá, un hijo o sobrino suyo...
    Y, pesar del rechazo popular, ella encontró cabida en los versos de Teresita Fernández (cuántos matarían por esa oportunidad!!)
    Me encantó el post!!!
    Un abrazo desde la Isla nuestra de cada día.

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  2. Sí, Carlos Luis, Teresita es una maestra hallando belleza en "lo feo". Ciertamente, la cuca no ha trabajado mucho en la promoción de su imagen, pero cuando uno ve los noticieros se da cuenta de que hay seres humanos menos inteligentes que ella. En fin, gracias hermano por apoyar un post tan extraño.

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    1. El día que se premie la originalidad vas a tener muchas medallas en el cuello :)

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    2. Nada, muchacha, tu vuelta es una medalla. ¿No te sonaron los oídos en estos días?

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  3. Pues no... ya nadie se acuerda de mi :(

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  4. No digas eso. En Cienfuegos pregunté en seguida a L por qué no estabas y más tarde conversé con N sobre ti y el encuentro que nos debemos. Este caimán siempre se acuerda de los amigos. Y no es el único que lo hace.

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  5. Y yo, que de niña soñé con cucarachas casi todos los días, hasta que decidí dejar de soñar... ¡Culpables!

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    1. Bueno, Rosana, estos cuatro cuates cucarachos te pueden ayudar a soñar. ¿No te parecen unos tipos simpáticos?

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