jueves, 25 de abril de 2013

Ladrar español

Supongo que fue por el Día del Idioma, 397 abriles después de que Don Miguel callara para siempre y se fuera de este mundo. Estaba sentado en casa, viendo un programa sobre ese misterio que es el español hablado en Cuba. El espacio, de cuyo nombre no quiero acordarme —créanme que esta vez merezco ser el dueño de la frase—, se trasmitía nada menos que por el Canal Educativo.
 

Alguien abordaba transeúntes en la calle. Casi todos reconocían los tajazos que a diario propinamos a nuestro idioma y, para no dejar dudas, los demostraban en sus palabras, a cielo abierto, quién sabe si con honestidad o con desparpajo. Entonces tocó el turno a un niño de unos ocho o nueve años: “¿Cómo hablamos los cubanos?”, le preguntaron.
 

—¡Sabroso, rico, porque nosotros sí gozamos…! ,-respondió el muchacho con la correspondiente mímica acompañante.
 

Hasta ahí yo estaba apenas apesadumbrado, tranquilamente dolido mientras calculaba el trabajo que nos dará en unos pocos siglos retornar a la jungla y volver a treparnos en los árboles, considerando que, pese al notorio interés que mostramos para hacerlo, desaparece la jungla y hay cada vez menos árboles, porque si nos rehusamos a articular, ¿cómo vamos a querer sembrar?
 

Hasta allí fui un duelista controlado, púgil en esquina blanca, soldado lejos del frente, pero cuando de veras quise ir a Lepanto, rescatar el arcabuz que hirió la izquierda de Cervantes y perseguir a los mismos malandrines que en La Mancha sulfuraban al Quijote, fue cuando escuché a quien hacía la encuesta televisiva —no sé a quién asaltaría para hacerse de un micrófono— declarar frente a cámara, con una sonrisa de levante a poniente:
 

—¡Este niño va a ser tremeeendo orador! 

6 comentarios:

  1. jaja, qué cosas pasan!!! y no me río por el atropello que hizo con el lenguaje, porque eso no es muy chistoso, pero sí da gracia que el hiciera la encuesta (que a alguien habrá asaltado o le habrá saltado)se alzara con semejante afirmación...

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  2. Sí, muchacha... ¡se ven cada cosas por ahí! Y para el que no tenga la desdicha de verlas en vivo se ha inventado la televisión. Un abrazo.

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  3. Enrique... estas cosas no se cuentan... que luego los demás tenemos pesadillas!!!

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    1. Tienes razón, Mar, pero piensa un poquito en mí: si no la cuento sería yo el que reventaría de tanto español indigesto. Un abrazo.

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  4. Mila, casi te pido que por favor no vieras más televisión porque no puedo perderte, pero ese sería otro asesinato al español porque estaríamos cruzando los brazos, y la lengua, y luego terminaríamos vendiendo el alma... siento compasión por el pobre niño y unos deseos terribles (otros, porque yo también me suicido viendo televisión y podría contarte cientos de mis "preinfartos") de investigar cerebro adentro a quién se le ocurre darle un micrófono al priemro que quiera salir en televisión.

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    1. Sí, Daicar, la televisión es una muchacha tan despampanante que a cada rato sus enamorados no saben qué decirle y se vuelven torpes frente a ella. Menos mal que yo hace años me enamoré de su amiga "la flaca", que no lleva mucha en las espaldas, la prensa plana.

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