jueves, 28 de febrero de 2013

Segundas partes...

Rebelde lacónico como es, Juan Rulfo llegó a lo alto y pidió en seguida un despacho con Dios.
 

—¿Tiene usted alguna queja?, -preguntó el Creador al mexicano.
 

—Nos han dado el Cielo… –comenzó el escritor, y Dios, que había leído aquel cuento de El llano en llamas, sólo se puso las manos en la cabeza.

2 comentarios:

  1. Me encantó el minicuento, por eso te confiero el premio. Hay algo en ti que me recuerda a Rulfo.

    ResponderEliminar
    Respuestas
    1. Gracias, Yanetsy. No recuerdo que nunca me hayan piropeado tan fuerte. Rulfo es el más grande.

      Eliminar