miércoles, 13 de marzo de 2013

La evolución y la obra


No hay en Cuba crítico más mordaz que el ingenio popular, ese vigilante anónimo, fuenteovejunesco pleno, que defiende la justeza de la obra incluso desde la burla rotunda de sus errores.

Los cubanos lo sabemos: aquí y allá, las obras en construcción informan en letreros visibles qué se hace, quién es el encargado y quién paga, además de dos detalles esenciales en un país a menudo dado a la calma: las fechas de inicio y conclusión.

Día por día, una céntrica fachada de Camagüey me saca una sonrisa. Es la gracia del pueblo, bendito humor. Resulta que nos propusimos un acuario. Dicen las letras que debió comenzar en octubre del 2010 y concluir ocho meses después, pero el tiempo ha pasado, así que algún buen jodedor de esos que abunda en la Isla rasgó la pared para rectificar un número en la fecha de terminación.

Gracias a él, ahora todos confiamos en que, en efecto, tendremos nuestro acuario... en junio del 3011.

Claro, según sugiere de lejos el terco Charles Darwin, es posible que para esa fecha, dada la constante evolución de las especies, los peces ornamentales se hayan convertido en anfibios y nos enteremos de que es tiempo de construirles un pantano.

4 comentarios:

  1. Jajajaja.... espero estar presente aún cuando se termine.

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    1. Claro que sí, Marian, voy a invitarte para inaugurarlo juntos.

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  2. Lentitud que le dicen, en todas partes hay espacios en blanco donde el tiempo se detiene y las cosas parecen no concretarse nunca. No desesperen.

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    1. No, amigo José, no desesperamos. Una mirada de humor es a menudo nuestro recurso para seguir. Gracias otra vez. Un abrazo.

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