Vecinos
Talaron el árbol, pero como el manco flamboyán tiene más alma que ellos, aun quiere ayudarnos y cada cierto tiempo asoma tímidos retoños que una señora sin verde, sin flores y sin raíz se ocupa de aplastar pacientemente, como si pisoteara los callos al Diablo.
esos, que odian o sin saber por qué sienten repulsa por los hermanos árboles, son dignos de compasión y pienso malamente que no parecen humanos. En mi pueblo sufro por la indiscriminada tala de árboles para sembrar un poco más de soja. Donde antes era un vergel hoy es páramo y esas cosas duelen, a nombre de los que sienten en su propia corteza el hacha o la sierra.
ResponderEliminarComo dice usted, amigo: tenemos mucho humanismo que aprender de los árboles.
Eliminarrigue todos los dias ese delonix regia, para fin de año tendra sus flores en su balcón
ResponderEliminarJesús Bryan: Llegué de La Habana hace tres horas. ¡Qué bueno verte por aquí! Aun no he visto a tu familia. Ya las abrazaré más tarde. Espero todo esté bien. Escribe a mi correo. Saludos a Liliana. Un abrazo.
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