jueves, 14 de noviembre de 2013

Dictamen forense



Nunca mostró apuro; mucho menos interés por el asunto, sin embargo acaban de enterrar, a sus 97 años, a Pastora Yuani Sayús. Ya sin vista, pero con intactas ganas de bailar, esta guantanamera singular se llevó su música a la muerte, tal vez con la idea de poner a la Parca —tan aburrida que es esa abrigada señora— a bailar changüí.

Allá por los años '70, cuando muchos de nosotros aprendíamos a leer, una letra todo música inundaba la Isla: “Pastorita tiene guararey conmigo, yo no sé por qué será...” Eran Los Van Van, de Juan Formell, que se llevaron el texto de las lomas orientales y lo regaron por el mundo, convirtiéndolo en el changüí más escuchado.

Roberto Baute lo había compuesto; no para seducir a la mujer, como suele creerse. En realidad él se había enamorado de Petronila, la hija de Pastorita, y parece que a su suegra aquel enlace, marcado por 20 años de “ventaja” del novio, no le gustaba ni un poquito. De manera que tal vez la esquela musical fue hecha para la madre pensando en la hija. En todo caso resultó, porque la propia Pastorita dijo en su momento: “Él compuso la canción para hacerme sentir bien, y con el tiempo me gustó tanto que la bailé muchísimo”.

Música más, palabras menos, Baute era, según la Pastora, un negro alto que halaba una guitarra endemoniada y podía conquistar a cualquier hembra.

El changüí es cosa seria. Como en las grandes historias, un litigio de autoría se dirimió en la Ley, que finalmente, en 1976, proclamó los derechos de Baute.

Soy Pastorita, la del guararey -dicen que dijo la mujer mientras entraba al tribunal, a testificar o a bailar, que para el caso era lo mismo. Y Cuba siguió de fiesta.

Pastorita había nacido en 1916, pero solo en el año 2003 los cubanos nos enteramos de que habíamos estado bailando una mujer real y no una abstracción de autor. Tal fue su vida sumergida, a pesar de la risa y la cintura. La enterraron el martes mientras todos cantaban su himno personal. ¿De qué murió? Es sencillo imaginarlo: seguramente sufrió un ataque irreversible de guararey.

2 comentarios:

  1. Carlos Luis Sotolongo Puig26 de noviembre de 2013, 18:13

    Por suerte para mí, que no sabía de la existencia de Pastorita, tengo este caimán que impide que historias como estan caigan en el olvido. Gracias, Enrique. Un abrazo.

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    1. Gracias, Carlos Luis, por tomarte esta tanda de caimán voluntariamente. Me place ir hallando en ti un amigo.

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