lunes, 21 de noviembre de 2011

La caída de la URSS

Que me perdonen los tovarich, pero nunca soporté el idioma ruso. Cuando en séptimo grado entró a mi aula aquella profesora tan negra como mi abuela hablando ruso, pensé en seguida que, en efecto, era la buena Cacha regañándome. Por suerte, en solo un semestre permutamos, pelo a pelo, de Moscú a Washington: comenzamos el inglés.

Es un alivio que no todas las cosas hablen en su idioma. De aquel país disfruté sobremanera las compotas de manzana, la jalea de leche, los exóticos dulces en conserva, los juguetes, los muñequitos (dice en Cuba la leyenda urbana que le costaron sanción a un popular humorista que afirmó usarlos para castigar al nieto), las bicicletas y, por supuesto, la carne rusa.

Sobre esta última, por cierto, jamás creí fuera de oso, como rezaba en bello inglés cierta propaganda, ni que significaba la repatriación, en latas, de los niños que el naciente comunismo devoraba en la Isla. Les digo, porque de vez en cuando me muerdo a mí mismo, que los cubanos tenemos la cáscara dura y debemos ser ácidos, muy ácidos, al paladar. Vaya, que no hay lata que nos soporte.

Lo que jamás les perdoné a aquellos distantes amigos fue la introducción en Cuba de una especie invasora: los Bergobinas. Los Bergobinas, que desde entonces asolan las calles cubanas, son motos pequeñas conocidas en la Isla como “bicicletas con rabia”,  una especie de vehículo gruñón que no acepta la lógica del tránsito,  el respeto ambiental ni la paz de los vecinos. Es un virus letal que mata peatones, da igual si por sordera o por infarto.

De algo tienen que vivir los politólogos. Todavía estudian, ya sea con satisfacción o desconsuelo, las causas de la caída de la Unión Soviética. Yo no tengo mucho que analizar al respecto: escuchando estas motos, que más bien parecen mocos con ruedas, estoy más que seguro: la URSS cayó mortalmente herida tras una tsunámica vibración, al paso de un Bergobina.

13 comentarios:

  1. Mila, yo que no recuerdo las cosas buenas que trajo la URSS (solo tengo una imagen leve de los yogurcitos de vasitos blancos), sí sufro a cada rato los atacazos acústicos de los Bergobulla, como les llamábamos en el pre. Tu causa de muerte no me perece tan sub-realista jajajaja, a mi novio le he dicho en más de una ocasión que si algún día se compra uno, lo dejo jajajajaja, prefiero andar a pie que acabar sorda.

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  2. Eres tan genial, y tanto siempre!!!!!, que mi admiración ya pasó los limites de lo comprensible. Muy bueno. Un beso grande y un abrazo de mis letras esoposas. Meli

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  3. ... ah, hay una canción de Frank Delgado que se llama: Konchaloski (no sé si se escribe así) hace rato que no monta en lada. Escúchala luego, habla sobre el tema y está genial... y me dices si te gustó. Un beso

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  4. Gracias. Creo que los yogurcitos blancos eran nativos de aquí, "oriundos", como diría una gran figura. Pero de todos modos ellos también se derrumbaron. Voy a rezar (yo que no sé) para que tu novio no se compre la moto. Prefiero las amigas vivas.

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  5. Melissa: Tu comentario doble compensa en algo tu habanera ausencia. Que ya se te extraña con mucha facilidad. Voy a buscar la canción. Un beso.

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  6. Querido amigo, tu la conoces con ese nombre yo las conozco como bergobullas y como sufria en mi calle camagueyana cuando veia la tele en la parte mejor pasaba una y te deja en esa como deciamos entonces y mi reparto tenia dulces para ellas imaginate vivian por alli los Bayoyos famosos por tratar de arreglar a esos artefactos...Te quiero...

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  7. Anécdotas como esas tenemos muchos. Es que, al menos de oídas, todos hemos tenido nuestra Bergobina: no importa si la compramos o no, porque su bulla es abierta, democrática, en fin, como no diría Guillén... la Bergobina.

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  8. Mis saludos desde Francia! Después de visitar su blog, no podía dejar sin poner un comentario.
    Te felicito por tu blog!
    Tal vez tendría la oportunidad de darle la bienvenida en el mío también!
    Mi blog está en francés, pero a la derecha es el traductor de Google!
    buenos días
    cordialmente
    Chris
    http://sweetmelody87.blogspot.com/
    http://joyeux-noel-sweetmelody.blogspot.com/

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  9. Pues yo tengo uso de razón desde la misma caída del campo, así que soy muy joven, pero me imagino que no haya sido por las pobres motos, porque si los transportes traumáticos les causan infartos a las revoluciones, entonces nosotros estaríamos muertos. Y la Revolución, firme, está más en pie que nunca, como debe ser.

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  10. Chris: Gracias por visitarme desde el muy bello París. Es un placer hallar nuevos amigos. Aunque no sé nada de francés, visitaré el tuyo. Un placer conocerte por aquí.

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  11. Estoy de acuerdo: los transportes por sí solo no pueden tumbar lo que los pueblos no dejan caer, pero no me negarás que un bergobínico ruido desequilibra a la potencia más potente.

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  12. Gracias Yisell, por mirar aquí y poner algo. Siempre complace compartir.

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