viernes, 29 de marzo de 2013

Muñequitos


A veces, cuando quiero, soy el tipo más despistado del mundo. Una amiga me copió unos muy modernos animados rusos y yo —porque están deliciosos y porque no todos los días puedo hacer un regalo de valor—, decidí compartirlos con otros buenos seres de este mundo que en seguida lo agradecieron.

Así, oportunistamente, aproveché aquel recurso gratuito para seguir contagiando satisfacciones. Le pregunté a otro amigo:

¿Tú ves muñequitos...?

No... -respondió con tono dudoso y cara extraña.

Le expliqué sobre el tesoro que ofrecía: es tremenda esa Masha, siempre complicándole la existencia a su contrafigura, un oso tan buena gente que ya quisiera yo tenerlo de vecino. Ellos dos me hicieron entender que es cierto: un día dejaré de ser niño... pero para eso me faltan unas cuantas vidas todavía.

Continué con mi tesis: los cubanos parecemos hijos del bandazo. Primero todo ruso, ahora lo ruso es fruta exótica entre tanto policial estadounidense, tanta sangre en inglés, tanto cuerno brasileño entre chinas recetas y algún bailecito nupcial con novia de la India. También en muñequitos los rusos han crecido un mundo, le añadía.

Bueno, sí, voy a copiarlos -dijo entonces con rostro de aliviado. Lo puso en su laptop y minutos después ya sonreía.

Fue un buen rato más tarde, armando los pedazos, que entendí su cambio repentino. Resulta que en la calle muchos llaman “muñequitos” a cierta pornografía clandestina que circula pequeña pero igual de atrevida, y quizás mi amigo pensó que yo le ofrecía un material cargado de curvos “materiales”.

Ya dije que no soy el super perspicaz; que a veces, aun cuando no quiero también soy despistado. En cambio en esta ocasión no me avergüenzo de andar en larga caminata por las nubes.

Es cierto: una mujer desnuda es siempre un verso, en cambio no imagino al tío Estiopa, al responsable y ocupado tío Estiopa, dejando al pairo el tránsito rebelde de Moscú para irse a un discreto motel de la estepa a grabar un video hot con la frígida reina de las nieves.

4 comentarios:

  1. Te declaro culpable de mis sonrisas mañaneras. También disfruto con Masha y su oso y adoré descubrir ese rostro pícaro en la boca del Caimán. Luego tu despiste, y, como siempre, tus silencios...

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  2. Si voy preso por esa culpa seré el reo más satisfecho del mundo. Me alegra comprobar los progresos de Masha. Ya puede trasmitirnos otro gran orgullo: el de ocupar un rato de Ojos a la N.

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  3. muy bueno compañero, a todos suele suceder que vamos un poco para el lado que sopla el viento, pero sin mala leche, es la actitud humana que nos empuja, Saludos.

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  4. Como dice. amigo José; la acitud humana, ese eterno misterio que empuja la vida. Gracias. Un saludo.

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