jueves, 30 de octubre de 2014

Cambios en Cuba


La gente, a veces, se impresiona por cualquier cosa. Hace unas madrugadas necesitaba leer un libro muy especial, tomar notas y hallarle al texto sus tiernas inferencias, y procuré el espacio en la casa donde vivo.

Tomé una silla plástica, la subí a empellones por delgadísima escalera y me aislé en un sitio tranquilo donde el silencio permitía hacer de cada letra idea andante.

Iluminado por una lámpara baja que aliviaba mejor la ligera penumbra de mis ojos, comencé a disfrutar, a beber líneas con el deleite con que seguramente otros, en otra parte, bebían a esa hora exacta las invisibles líneas de una copa.

Afuera salió el sol y trepó techos, de uno en uno. Ni el libro ni yo reparamos en las horas que pasaron por delante, pero al cabo escuché un murmullo que ascendía:

—Estos son los dos cuartos de arriba… -explicaba una mujer a otra hasta que, al acercarse, el susto la sacó de su labor de guía en una potencial compraventa de casa.

—¡¿Qué haces ahí…?! -exclamó dando un brinco, al hallarme, mi cuñada, como si hubiera visto la cosa más extraña de este mundo.

Yo era, lo juro, inocente de cualquier presunto intento de intimidación. Yo apenas leía cómodamente instalado, cual visitante al barbero. Yo solo tenía el libro en mi izquierda y, a mi diestra, apoyaba las hojas  de notas sobre un viejo lavamanos que desde hace mucho vio pasar sus mejores aguas. Yo simplemente descansaba mis quijotescas piernas sobre una taza que, evidentemente, personas no muy creativas de otro tiempo inventaron con fines menos elevados.   

Yo quise todo menos asustar, pero parece que a mi cuñada (¿será porque no ha vuelto la presunta compradora?) no le gustó ni un poquito que inaugurara, a sus espaldas, mi mejor biblioteca en el baño en desuso de la casa.

8 comentarios:

  1. Menudo susto el que se llevó tu cuñada… pero lo cierto es que cualquier lugar es perfecto, siempre y cuando tengamos un buen ejemplar con el cual atragantarnos.

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    1. Así es, Adanys, un buen libro se aprovecha bien en cualquier sitio. Mis saludos.

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  2. Enrique: el dia que visites Trinidad (porque estoy convencido que nos conoceremos, incluso visitarás la villa de mis nostalgias, me pedirás a gritos que te muestre donde está el baño para que puedas leer, cuando veas el ajetreo y bullicio que invade todos los días los muros de mi casona decimonónica. Un fuerte abrazo.

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    1. Gracias, Carlos Luis. Trinidad es una de los sitios más hermosos que he visto. No estaría mal volver allá solo para leer. Pensándolo bien, por esta línea se puede fundar la mayor red de bibliotecas de Cuba.

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    2. No estaría mala la idea... anímense... pongámosla en marcha.

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  3. Leer... en cualquier esquina, en cualquier espacio... leer.
    Un placer tan grande no debe ser restringido.
    Un abrazo marino para ti, querido Kike.

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  4. Respuestas
    1. Gracias, José. ¿Se da cuenta de que ya son varios años de fraternos saludos? Sin aspavientos, le considero también un amigo, y por eso le deseo mucho bien.

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