miércoles, 23 de noviembre de 2011

Mi falta de fe

No creer supersticiones es un  acto que libera. La peor amarra del homo sapiens es no “sapier” qué lo sujeta o lo conduce. Hasta ahora, yo he evadido ese nudo, pero a veces –quizás por aquello de que mi carne es flaca– dudo y siento que pago bien caro mi falta de fe.

Recuerdo que aquel día de otoño de 1995, en París, miré burlón a los turistas que en plena Plaza de Parvis, frente a la Iglesia de Notre-Dame, hacían fila vigilados por las gárgolas para tocar con sus zapatos la pieza empotrada entre adoquines que marca el Kilómetro Cero de La Ciudad Luz.

—Quien lo pise –insistían los guías turísticos– volverán alguna vez a París.

Apartado del barullo, yo sonreía. Aquello me pareció gracioso, un robo mediático más, un souvenir verbal para entretener a paseantes encandilados que nunca cerraban la boca, una postal, otra, con la cara bonita del capitalismo (¡oiga, al menos por fuera, por sus muslos firmes y piernas bien plantadas, por sus labios rojísimos y dientes casi perfectos, por sus ojazos azules y par de erguidas…  pestañas, el capitalismo es bello en París!).

No se alarmen mis amigos: sigo firme, dudando de los milagros. Aún creo que esas radiantes bellezas citadinas en buena parte nacieron y crecieron –y tomaron ese cuerpo de femme de mauvaise vie–, de robarle tantas veces la cartera al Tercer Mundo, pero no voy a negar que de vez en cuando, donde yo solo me veo, me pregunto por qué demonios no le di una pisadita a aquel pedazo de bronce.   

6 comentarios:

  1. Mila, compadre, por una solita vez al menos, tenías que haber metido la pata. Mira que no pisar una promesa como esa, y no me vengas con que la cola, que aquí seguro las habrás vivido peores para peores cosas jajajaja.
    Si yo voy algún día, me plantaré con mis dos pies sobre el pedazo de bronce, por ti y por mí ¿te parece?
    María Antonieta

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  2. Nada, María Antonieta, parece que ese fue mi personal Error del Milenio.

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  3. jajajjaja, muy bueno, y sí creo que fallaste, también debiste llevar escondidas, en el bolso, las plantillas de algunos amigos, ajajjaja.
    Un beso... Siempre espero a la noche para atrapar una pc, escribir algo, y leerte. Chao

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  4. Bueno, Melissa, lo de las plantillas no hubiera resuelto mucho: fue un viaje casi ecológico, de austeridad y sobriedad probadas. ¡Qué bueno que me leas en las noches, esa es la paz que yo notaba al dormir! Un beso.

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  5. Fue bueno buscar al Caimán este domingo de silencios. Me hiciste recordar mi paso por París, las colas y los "me colé" para cumplir con el rito (por si acaso). La última vez, no solo puse los pies donde dice la leyenda, sino que di muchos brincos para "asegurar" jajaja.
    Esa madrugada atravesé la ciudad andando, solo para estar frente a Notre-Dame. Por única vez la plaza estaba desierta y no había colas. El km 0 solo para mí es uno de los mejores recuerdos de esa ciudad a punto de despertar.

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  6. ¡Qué bien Nyliam! París, aunque se vea de chiripa, como en mi caso (o precisamente por ello), es bellísimo. El post es una manera de recordarlo y retener en la memoria esos seis días únicos. Pero París se ve mejor cuando pasan por él personas bellas y virtuosas como tú. Hubiera querido acompañar tu nocturno paseo parisino. Cuida tus Ojos...

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