miércoles, 6 de junio de 2012

Kid Renegado

Normalmente, las herencias no se piden; llegan y ya. De niño recibí un ágil legado: la afición por el boxeo. Me encantaba sentarme frente a tele ajena a mirar cómo los púgiles cubanos vencían en nueve minutos a rivales de países potentes que ignoraban lo que era, lo que es, un agua de azúcar prieta, un picadillo ignoto, una casa de nueve, un techo goteando...

Con los años, llovieron medallas sobre la Isla. Y tuvimos Teófilos y Hortas, Savones más Candelarios, Carriones con Armanditos, pero, ingrato yo, me salí del cuerpo a cuerpo y hasta de la media: tomé larga distancia de mi televisor y perdí esta pelea por abandono.

Ya no quiero mi herencia, ya reniego de ella. Ya no creo que gano cuando a un compatriota de ébano le suben el brazo. Ya no veo la gloria de quien vence golpeando. Y no siento placer si hay un noqueado: sea de Kiribati o sea de yanquilandia.

Hoy se anuncia que desaparecerán las cabeceras, para que el público vea al momento, en escarlatas colores, la cara chamuscada, el inflamado ojo, la nariz rota... Y parece que aceptaremos, que con la cabeza arriaremos el orgullo nacional. 

Yo cuelgo mis guantes. Cuba me ha enseñado a librar peleas de amor. De ella recibí un nuevo legado: mi aflicción por el boxeo.

4 comentarios:

  1. Respuestas
    1. Mariam, esa es de las "proyecciones" de la asociación internacional para aumentar el "espectáculo". Y los comentarios de aquí que se oyen al respecto son más que tímidos: es obvio que nos disponemos a ver a los nuestros pelear en esa valla. En fin, el mal... Tendrías que enseñarles a vencer con la poesía.

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  2. Mila, qué es, que volvemos a pelear a lo cromagnon??? No entiendo, cómo va a ser que se involucione también en el deporte. A mí que nunca me gustó el boxeo, ahora me gusta menos.

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    1. Sí, María Antonieta: la involución es confirmada. El dinero le gana la carrera a buena parte del deporte. No creo que yo sea el único en colgar mis guantes.

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