martes, 13 de diciembre de 2011

Indignados

Definitivamente, la soledad sabe escoger muy bien su compañía. Mucha gente buena, muchas almas claras, parecen ya ser parte de sus íntimos.

—Es la época de la comunicación -chillan los aparatos.

—Es la era de la incomunicación  -calla la gente.

Los individuos jamás nos vimos a tal extremo individuales. Y es así como Doña Soledad, ese vacío con nombre de bolero y atuendo hermafrodita, atrapa en las esquinas  a un montón de ellos y a una porción de ellas que estando tan nosotramente cerca viviremos a lo vosobramente, negados a juntarnos.

Varios amigos, y amigas por montones, escriben a menudo sobre esta seductora del todo indeseable que les separa incluso del prójimo más próximo.

Pero por suerte hoy corren tiempos de revuelta. Los solitarios pudiéramos juntarnos e ir de huelga. Pudiéramos sumarnos e ir de juerga. Pudiéramos jugarnos e ir de suma. Pudiéramos vestirnos de indignados y dejar en su casa de gobierno, muy solamente sola para siempre, muy suyamente suya sin pareja, a esa negrura pálida llamada Soledad. 

6 comentarios:

  1. Cuenta conmigo para hacerlo... un besi.

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  2. Mila mío, tutor de mi alma, que bueno tener de vuelta las mordidas benignas de tu caimán tan nuestro. Yo me sumo a la huelga-juerga-protesta y le digo NO! a esta señora lúgubre, que tan mala compaña resulta. Con tanta gente buena a mi alrededor, no la necesito merodeando. Además, no man is an island... and no woman either.

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  3. Melissa: Sé que sí, que estaremos juntos en esa.

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  4. Sí, María Antonieta, lo único bueno que le reconozco a este post es que hay grandes amigos para desmentirlo, o matizarlo, con su afecto. Tú entre ellos.

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  5. Ojalá. Deja ver dónde puedo dejarla olvidada, en qué esquina me escondo y me deshago de la soledad. Vámonos de huelga, que somos muchos los que la padecemos. Hasta Sabina le compuso un tema...

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  6. Sí, Leydi: Sabina, con todo y sus miles de anécdotas musicales y sus anchos tomos bohemios, es un tipo de esta especie solitaria. Las experiencias engañan. Nosotros, que no somos poetas, podemos establecer nuestra "indignada" plaza en Cienfuegos, una ciudad que llama a la compañía.

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