lunes, 16 de abril de 2012

El elefante ha muerto… ¡que viva el Rey!

Siempre me he jactado de mis saberes: poseo una ignorancia enciclopédica. Cualquiera se asombraría de las cosas que ignoro. Mi incultura abarca infinitos ámbitos, al punto de que tengo cosas que callar sobre todos los temas.

Desde niño, una de mis zonas oscuras ha sido esta: ¿qué cosa hace un rey en estos tiempos, fuera de los libros de Historia y los filmes de aventuras? Nadie me aclaraba el asunto, sin embargo creo haber hallado la respuesta, muy lejos de aquí, en la cuna de nuestra especie: África.

Me la ha dado Don Juan Carlos —monarca español y Presidente de Honor de la World Wildlife Fund en su país—, quien se ha fracturado la cadera mientras mataba elefantes en Bostwana, hobby que allí cuesta unos 40 000 euros por pieza.

Mi incultura ha decrecido un tantico, es verdad. Ahora sé que un rey sirve para cazar en tierras ajenas a cambio de nuevas cuentas brillantes y espejitos postmodernos, pero no se vayan a entusiasmar con este descubrimiento; mi ignorancia es más grande todavía: ya me estoy preguntando quién les colocará prótesis a las vidas salvajes quebradas con las distinguidas balas de la Casa Real.

2 comentarios:

  1. Amigo que escribe y asombra: adoro volver tras vuestras líneas. Salvaje ha de ser quien arranca vidas y entrega el dinero que necesita su pueblo para sobrevivir.
    Gracias por este post, que ya comparto con mis amigos.
    Usted es toda una escuela de la originalidad.

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    1. Gracias, Liudmila. Ese que usas es un elogio fuerte; no creo ser tanto, pero te agradezco mucho. Juntando versos salvaremos elefantes.

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