A la vista de los colosales astilleros Harland and Wolf donde en tres años construyeron la coraza y los músculos del Titanic, solo atino a imaginar el poderío de los fiordos de Groenlandia que, sin ninguna publicidad, formaron el iceberg que en tres años de viaje, por tierra y mar, llegó a tiempo para aquel duelo.
¿Sabes, Enrique amigo?: jamás me atrevería a un duelo contigo. Al menos no de palabras. Un abrazo.
ResponderEliminarAbdiel: Ya te extrañaba por acá. Descuida: hay que batirse cada día frente a mucho mal; entonces, no podemos darnos el lujo de desenvainar palabras contra amigos. Un abrazo.
Eliminarno, ni yo tampoco....
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