Además de no ser muy buena mirando el santoral, parece que mi madre gustaba en su tiempo de contradecir al destino. A mí me puso dos nombres en uno: Enrique, en copia de mi padre, y Manuel, por haber nacido el día de San Manuel. De tal suerte, he tenido un segundo nombre de repuesto por si un día el primero se descompone.
Y yo, que he gastado ese nombre muy poco musical por las calles de este mundo, no solo no era tan santo como ella supuso, sino que no guardaba ninguna coincidencia de calendario con el citado Manolo.
Resulta que una tarde, consultando un almanaque, me enteré que el 15 de septiembre, que es la fecha en que el planeta comenzó a soportarme, no es el día de San Manuel sino otro un tanto adolorido: el de Nuestra Señora de los Dolores. Se lo comenté a mi madre; se encogió de hombros y no supo qué responderme. Aquello (yo) había crecido y ya era algo así como el error del milenio, ¿qué se iba a hacer?
Pues sí, por mucho que quisiera permutarlo por otros más llevaderos, nací ese día y aunque duela (¡redundante que soy!) decirlo, me queda como traje de galán en película de Hollywood: mi columna crujiente, mi cervical de marimba, mi historial de tres esguinces, mis cinco heridas traperas en la cabeza y mis rodillas cansadas de tanto caminar para ahorrar la importación de guaguas, sugieren con terminante frecuencia que ese, y no otro, es mi día.
Pero lo más curioso de todo es que aunque respondo al orgullo de firmar como mi padre, en realidad también pude llamarme como mamá. Señores, ya les dije que su fuerte no era leer santorales: el 15 de septiembre, mi día, es bastante suyo, porque ella se llama… Dolores.
No obstante, como suele decir mi hijo, no hace falta exagerar. Hay errores benditos: prefiero haber sido en mi infancia un Manolito fallido que un certero Dolorcito. Eso sería demasiado.
jajajajja, muy bueno!!!! y es cierto, eso de Dolorcito, mmmmm, no hay que exagerar, ajjajja. Pero lo que ningún nombre ha podido mediar es esa capacidad asombrosa de escribir tus ideas e impactar. Un besi.
ResponderEliminarGracias. ¿Tú no te llamarás Melissa de la Salustiana o algo así...? No, en tu época de nacimiento ya eso se veía menos. Se vería cómico tu crédito con un nombre artístico similar.
Eliminarjajajajjja, ñooooo, no, no, jajajaj, ni me lo imagino, ajajjajajaja.
EliminarEntonces sería: Enrique Dolores, a mi me suena, pero igual no te queda, porque achaques del cuerpo aparte, lo que inspiras en los otros no es dolor, muy por el contrario. María Teresa (Ves, yo también tengo mi segundo, lo que pasa es que lo gasto por igual)
ResponderEliminarSí, María Teresa; mejor dejar los nombres así. El tuyo, por ejemplo, es nombre de santa, trovadora, poetisa y hasta musa. Por eso, y por más, a ti te queda muy bien.
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