Una vez pasado el efecto de la anestesia, Aquiles abrió los ojos y, al ver a su madre al lado de la cama, sintió un alivio inmenso, de placidez vedada a los guerreros comunes. Tetis y el Pélida se abrazaron tiernamente.
Habían acudido al afamado Doctor Randall, cirujano de Nueva York, para que le hiciera al gran griego un injerto de talón, eliminando para siempre su punto débil. Para el trueque, Tetis robó de las estancias de Zeus un tobillo nuevo de paquete que Poseidón nunca usó.
—¡Mamá, ahora sí seré de veras inmortal! —dijo el héroe en suspiro de músculos.
Al otro lado de los cristales, sin embargo, reinaba la preocupación: Randall acababa de darse cuenta de que había cambiado el talón equivocado.
jajajajajajajajaj, buenísimo, jajajjajja. Hay Randall y los otros Randall que habitan esta tierra!!!. Besis grandotes
ResponderEliminarGracias, Melissa. ¿No te embullas a operarte?
ResponderEliminarpero cómo??? no mandes aoperar a Meli, pobrecita, que ella tiene el talón preciso. uf, además, Aquiles tamboco salió "muy bien parado"...
ResponderEliminarMila, perdona la ignorancia, ¿quién es Randall? tere
ResponderEliminarLeydi: Yo solo estoy "traduciendo". Estoy consciente de que Melissa se lleva bien con sus talones. Con esta cirugia que propongo Aquiles mejora, porque con un cuerpo inmune nadie sabe lo que es la vida. Un beso.
ResponderEliminarMaría Teresa: ¿De qué ignorancia hablas? Será de la mía, porque tampoco yo sé quién es Randall. Es un nombre que me inventé, creo que lo tomé de unos animados, de Monsters S.A., u otro.
ResponderEliminarGracias por repetir por aquí.
Mila, a lo mejor Tere pensó (como confieso me pasó a mí) que Randall era algún escultor famoso jajajaja Te tenemos tan alto que mira las que nos inventamos. Yo te había escrito un comentario antes, pero los vaivenes de nuestros nada ligeros clientes me lo zampó. Así que ahora te repito, si tuviera un talón que me atara a la terrenal y finita esencia de ser humano... jamás me lo operaría. Para qué arriesgarme a quedarme sin raíces??? Besos de tu alumna Tunie.
ResponderEliminarDices bien, Maria Antonieta. Por eso yo me quedo con estos tobillos de delgadez extrema (para decirlo "fino"). Sobre ellos, nunca voy a caerme de lo aquello a que aspiro ser.
ResponderEliminarel destino que no cree ni en el de los pies ligeros...
ResponderEliminarEn efecto, Alejandro. Puedes vencer a Héctor, pero a la vida nunca.
ResponderEliminarHola, amigo, espero que el nuevo año te traigo un morral de cosas buenas, las mereces...aunque para mi estos días resultan un poco tristes porque perdí a otro ser especial: Pável López, colega, amigo...pero la vida es así, no todos tenemos la suerte de Francisca quien escapó tantas veces a la insistente parca...puse unas líneas en el blog en su honor...yo, en la tesis, aquí, en Las Tunas, aprovechando los segundos con la fuerza del alma y la palabra...cuídate mucho...eres una luz en mi vida...no exagero...aunque apenas pude decirte unas pocas palabras, creo que ya sabes, te admiro, sobre todas las cosas, por ese diamante que te puso Dios en el lado izquierdo...chaito....yela.
ResponderEliminarEs bueno saber de ti, Yela. Te deseo el mayor éxito en la tesis. Sí, supe lo de Pavel. Yo fui tutor de él en una práctica; sentí que nos fue bien a ambos. También me afectó esa muerte.
ResponderEliminarGracias por ese afecto sincero y gratuito. Por eso vale más. Que tengas un gran año. Nos vemos.