sábado, 11 de febrero de 2012

Lactancia materna

Cierta vez entrevisté a Pejerto Vázquez, uno de los más notorios vaqueros camagüeyanos. Al sur de su sombrero, el hombre hablaba y hablaba sin signos de puntuación y, cual un naif director de orquesta, movía en el aire sus dedos frondosos, fortalecidos por años en el masaje constante de las ubres y la tierra.

Pejerto es un gran productor lechero, pero es aun un mejor inconforme: siempre quiere sacar más a sus vacas, que le dan, según dice, los litros que él quiera, no los que ellas ofrezcan.

Hace mucho que renunció a una buena tajada de sus noches, sin embargo todavía el tiempo y los saldos le son insatisfactorios a este guajiro que no entiende cómo es que el sol se da el lujo de dormir tantas horas, con lo que hay por hacer.

En la charla, Pejerto me confesó un secreto extraordinario:

—A cada rato –me dijo– me sorprendo en la cama, dormido, ordeñando a mi mujer.

¡De qué cosas se entera uno cuando viste el hábito del periodista! En silencio, le agradecí que premiara el diálogo con una confianza a esa altura. Entonces no publiqué el detalle, en extremo interesante, solo por no quebrar tímpanos demasiado finos.

¿Verdad que es hermosa la historia? En cambio me dejó zozobras: cada vez que tomo un vaso de leche me pregunto: ¿no será de aquellas tetas, de las otras…?

6 comentarios:

  1. Buena historia Mila, me alegro que la hayas contado... besos de Mariposa para ti
    Carmen L

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  2. Carmen Luisa: Esa historia tiene unos cuatro o cinco años, pero siempre quise contarla. Gracias por asomarte de nuevo.

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  3. Mila, creo que con este detalle, los lectores de habrían bebido mejor el trabajo, pero entiendo tu prudencia, hay ojos para todo en esta vida jajajaja
    Me has echo reír lo que no te imaginas, ahora hasta yo me pregunto ¿será...? jajajaja Un besote.

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    1. De todos modos no habría de qué preocuparse, María Antonieta. ¿No dicen que la materna es la mejor lactancia?

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  4. Mila: Sí, la materna es la mejor, pero esta historia tiene su cosa y creo, que ahora como antes, hubiera gustado igual, al menos yo la habría disfrutado de la misma manera. Un médico amigo me decía cuando lactaba a mi hijo (hasta los once meses), ahora lo alimenta y para después se le queda la manía. Me parece que eso le pasó a Pejerto.

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    1. Gracias Cuqui, por leer esta estampa. Al cabo de los años me pareció que podía interesar y, de paso, reflejar otra vez la manera en que se esfuerzan en tantos lugares los personajes sencillos que tenemos. Pues claro, ¡que viva la leche materna!

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