miércoles, 4 de enero de 2012

Un CSI cubano

Siempre se dice que “el cubano” es un gran inventor. Seamos justos: las cubanas son mucho mejores en eso.

Hace poco más de veinte años, mientras estudiaba en la Universidad de Oriente, un condiscípulo que vivía por la Sierra Maestra nos contó a los amigos una historia realista y mágica, todo “gracia-marquiana”.

Resulta que en su pueblo, al pie de la montaña, los niños de la primaria no solo no atendían a clases, sino que acostumbraban dormirse. ¡Y eso que dicen que los campesinos son nobles y educados!

Pero había más; los tiernos guajiritos de aquel lugar, de cuyo nombre no quiero burlarme, tenían cierta “debilidad”, vaya, una adicción tempranera: eran verdaderos fanáticos al durofrío de fresa que una vecina, dueña de un refrigerador moderno y blanco cual enorme paleta de vainilla, les vendía por unos pocos quilos.

El asunto se complicó porque en la Sierra también los maestros se las traen y la de allí comenzó a quejarse ante las familias. A mí nunca me regañó un papá serrano, pero imagino que aquello sería el acabóse:

―¡Vejigo, cará...! ¿Cómo usted no va a “repetar” a la maestra?

Y así rodó loma abajo, desde la escuelita rural, aquella bola de nieve (que si hace falta, en Cuba inventamos la nieve, y nos queda mucho mejor que en Europa) hasta que algún CSI montuno y tropical llegó al final de la saga.

Resulta que la elaboradora de aquellos deliciosos durofríos les daba su brillo rosáceo, su tono atractivo, su aspecto ideal, con alguna cucharilla de... jarabe de benadrilina.

¡Mire usted que hay gente desagradecida! Es verdad que los muchachos se dormían, pero no pescaban ni un catarrito. ¡Tenían una salud...!

8 comentarios:

  1. jjajajajajajajajajaj, ya tú sabes.... candela!!!!

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  2. Oh, ya estás ahí, Melissa. Comienzo bien el año. Te deseo lo que ya sabes que te deseo. ¿Digo más?

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  3. Qué gracioso, mila, me has hecho reír. gracias. tere

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  4. Gracias, María Teresa. Un día de estos te voy a agradecer invitándote a un durofrío... de vainilla, por si las moscas.

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  5. Dale, aunque a veces no es malo dormirse un poquito, y si es en las reuniones mejor. TERE

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  6. No, no es malo, para nada, María Teresa. A propósito... ¿de qué son tus durofríos?

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  7. Voy a ir a buscar un poco de ese durofrío para mi hermanita, a ver si nos deja descansar y algún día se duerme por fin antes de la novela jajajaja Tremendas tus historias Mila!!! Un beso de tu nube ahijada.

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  8. Bueno, María Antonieta... no sé si funcione con tu hermanita. Recuerda que ha pasado el tiempo y, como buenos "virus", los niños han creado resistencia a todo aquello que los tranquilizaba y disciplinaba hace veinte años. Es posible que ella duerma, con sus cuentos y travesuras, a la vendedora de durofríos y le pregunte: "¿No te quedará otro por ahí?".

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