lunes, 19 de marzo de 2012

Junior school

Retraído e indisciplinado, aquel niño no avanzaba nada en el aprendizaje del abecedario. Una tarde de neuronas ausentes, su maestra perdió la compostura y le gritó con todas sus fuerzas:
 
—¡No serás nadie mientras no aprendas la Z!
 
Ese regaño salvó la carrera del Zorro.

4 comentarios:

  1. jajaja, me quedo, definitivamente, en tu blog...me voy a mudar para acá...pero, ¿puedo traer mis botellas? Igual, si me das un no por respuesta, las guardo en almacén..y me mudo!!

    ResponderEliminar
    Respuestas
    1. Ven Leydi, y no te preocupes por eso: sin botellas no te acepto. Ya veremos cómo nos acomodamos en el lomo del caimán.

      Eliminar
    2. ah, gracias, qué gentil eres...me mudaré definitivamente para tu Caimán. ¡Es que me gusta tanto!

      Eliminar
    3. Bueno, pues solo tienes que recoger las botellas e instalarte.

      Eliminar